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jueves, 30 de agosto de 2018

La Oveja Negra



La oveja está considerado uno de los animales más mansos y tiernos que existen sobre la tierra.
En muchos países es conocida como carnero, cabrita. Es interesante saber que en los caminos estrechos donde solo pueden pasar en una sola dirección, cuando se cruzan dos rebaños la tendencia es a agacharse para que las otras pasen.
Ovejas
¿No será por esta razón que en muchas ocasiones se compara a la persona mansa y pacífica con este animalito? A costa de esta analogía muchos sufren el paso de los que no son considerados ovejas. 
En estos momentos hay en el mundo miles, y me atrevería a decir millones, de personas que están siendo abusadas. Niños, ancianos, jóvenes, mujeres y homebres pasan por la pasarela del abuso. 
Lo triste del asunto es que no hay personas capaces de levantarse y pronunciarse al respecto. Muchos piensan que las cosas no cambiarán, pero la gran noticia para hoy es que sí cambiarán. Todo depende del enfoque, el esfuerzo y sobre todo, el deseo de ser libres de abusos.
Me sorprende como los gobiernos pretenden declarar zonas de paz cuando la gran parte de sus ciudadanos no la tienen. La cuestión es que no se puede esperar a que alguien salga al encuentro por ti. La persona más indicada para enfrentar la situación no es tu abogado, no es tu amigo o amiga, no son tus vecinos, eres tú.
No es que te dejen solo o sola en el asunto, es que no hay nadie mejor que tú para saber en que nivel estás siendo abusado o abusada. No existe otra persona más capaiatda que tú para saber como se están deselvolviendo las cosas.
En el caso de los niños tienen que ser otros ojos los que velen y hablen por esos inocentes. Hay que educar a los niños para que aprendan a identificar los tipos de abusos y como denunciarlos. Una gran parte de las personas que son abusadas, en sentido general, son personas que desde pequeños vivieron sometidos a un estilo de vida represivo y dictatorio. Personas sometidas por obligación y sin derecho a opinar o a emitir un criterio personal de su mundo interior.
Una cosa es educar y enseñar y otra muy diferente es dominar. El que educa y enseña te hace crecer por naturaleza, pero el que domina, te humilla, te reprime y desea que siempre seas pequeño sin importar la edad que tengas.
Causas y síntomas
Toda enfermedad tiene una causa. En muchas oportunidades te has visto atacando síntomas y no la causa. El mal es de raíz y si no se corta la raíz los retoños se encargan de burlarse de tu esfuezo.
Lo que intento decir, es que los problemas están no solo en el abusador o la abusadora, sino además en las víctimas. Las últimas dan lugar a que ciertas personas sin ética ni escrúpulos, se aprovechen de su condición de oveja. 

¿Qué vas a hcer?

Desde mi perspectiva creo que necesitas llenarte de valor y denunciar el abuso. No importa lo que te cueste. Es un asunto de decisión. Lo tomas o lo dejas, eres libre o sigues siendo esclavo de tus temores. Al fina de tu vida te darás cuenta que valía la pena pronunciarse en contra del abuso. No estoy alentando a la violencia, no estoy alentando a levantarse contra los intrépidos sicópatas, sino contra sus acciones. Este sería otro tema, ¿que hacer con los abusadores? ¿qué pasa por sus mentes?
Se que hay muchos que no les interesa este asunto, aunque son abusados en otras áreas. Son abusados psicológicamente, verbalmente, informacionalmete, etc.. pero no sienten la necesidad de ser liberados. La empatía es algo necesario para apoyar a aquellos que necesitan y piden a gritos una mano amiga, un hombro para llorar y un corazón capaz de ayudarlos a salir.
Quiero compartir con ustedes la historia de niños y niñas abusadas en Argentina. Es para pensar, reflexionar y tomar acciones hoy. Alguien dijo una vez : "para que el mal triunfe, basta con que los que saben hacer el bien no hagan nada "
Quisiera que tu lectura no fuese superficial. Lee, escudriña y pon en marcha la empatía dentro de ti. Solo espero que me cuentes tu testimonio o el de algún vecino, amigo, socio de negocios, etc.. para que otros se unan y juntos luchar por un mundo mejor y desbastar el abuso.
Aquí les va:

Abuso sexual de menores: "Cada 16 horas un niño es abusado en Buenos Aires"

María Cecilia López ejerce desde hace 25 años la práctica clínica con niñas, niños y adolescentes víctimas de abusos sexuales. Los padres que someten a sus hijos, los niños prostituidos, el grooming y la pornografía infantil. "El violador no tiene un goce genital sino un goce de abuso de poder", afirma 

El abuso intrafamiliar es el más dañino, el más complejo a diagnosticar

 
María Cecilia López ejerce desde hace 25 años la práctica clínica con niñas, niños y adolescentes víctimas de abusos sexuales. Es supervisora y capacitadora reconocida en Argentina y en el extranjero. Dicta cursos, seminarios, talleres y conferencias en diferentes ciudades de Argentina, Chile y México. Colaboró en el curso de capacitación para profesionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México por el Fondo de las Naciones Unidas y la Unicef.
Autora de varios libros sobre la temática de abuso sexual en la infancia,  escribió uno de las primeras obras testimoniales en Latinoamérica: La búsqueda de la espada mágica, historia real de un largo silencio (2005). Luego siguieron: Cómo prevenirlo, cómo detectarlo (2010); Los juegos en la detección del abuso sexual infantil (2016) y La entrevista psicológica a niñas y niños víctimas de abusos sexuales (2017).
-¿Por cuáles motivos se enfocó en esta lucha?
-La vida me fue llevando ahí, porque en las carreras de Psicología no hay una materia que trate del abuso sexual contra la infancia (no lo llamamos más como abuso infantil, porque de infantil no tiene nada, sino abuso sexual contra la infancia). Y hace 30 años (1985), cuando me recibí, porque era todavía un tema tabú, entonces ni siquiera se lo nombraba en la educación psicológica especializada en la infancia. En mi residencia atendí en un hogar religioso de niñas entre 7 y 14 años que habían sido prostituidas. En este hogar tenía una paciente de 9 años que esculpió en la arcilla una magnífica escultura, dejándome entrever la historia de su entrega por su madre y su abuela a señores del barrio. Se la había diagnosticado como oligofrénica (mecanismo de defensa de esta niña que se hacía pasar por tonta para escapar a la atrocidad de su realidad). Y cuando transmití este caso a mis supervisores no tuve acompañamiento.
-¿Qué hizo, entonces?
-No tenía herramienta en este momento, ni me encontré con profesores y profesionales que me pudieran aconsejar. Por lo que intuitivamente me ayudé con arte terapia, diálogos e intervenciones enfocadas en el humor con esta niña. Luego me recibí y empecé a trabajar en instituciones privadas.
-Mis dos primeras pacientes fueron dos niñas de 5 y 6 años, abusadas sexualmente, la madre no se hacía cargo, por lo que tuve que hacer la denuncia penal personalmente. A los 26 años, recién recibida, sufrí amenazas de muerte del abusador y todo el sistema judicial cerrándome las puertas. Ante las dos niñas de clase media alta que me pedían ayuda a gritos en el consultorio, seguía buscando ayuda con supervisores (de mucha trayectoria y reconocimiento profesional) que me aconsejaron derivarlas a atención hospitalaria y alejarme de esta situación.
-¿Por qué alejarse?
-Me pronosticaron que, entre los múltiples peligros por involucrarme, se me podía denunciar penalmente y retirar mi título. Los pocos servicios hospitalarios que atendían temas de abusos sexuales en la infancia, en aquel momento, no acordaban demasiada atención en los niños víctimas de la violación, ni trabajaban con mi ética. Por lo que me involucré y no me sacaron el título. Comprendiendo la dificultad inmensa para el niño abusado para expresar su vivencia, acumulé en mi consultorio multitud de juguetes y peluches, como por ejemplo serpientes de distintos tamaños, que resultan útiles para alertar en caso de abusos múltiples dentro de la familia.
-Un enorme estímulo para dedicarme a militar por esta causa fue el amor que me dieron las niñas que atendía, porque no las trataba con lástima o con miserabilismo, y me dieron un formidable aprendizaje, juntos con sus familias, ajeno en la academia. Ellas fueron mis más grandes maestros y mucho más que un post grado, instruyéndome en las distintas técnicas para empoderarse. Así como pude contar con colegas y maestras como Gioconda Batres en Costa Rica, Eva Giberti y Hilda Marchiori en Argentina. Me empezaron a llegar muchas niñas, niños, adolescentes y adultos que habían sido abusados. En la academia, en el post grado, revisábamos los más ilustres teóricos y psicólogos sin jamás nombrar el abuso sexual en la infancia. Actualmente, atiendo psicólogos cursando post grado de psicoanálisis para la atención de los derechos de la niña, el niño y los adolescentes, desamparados ante esta situación sobre casos que se les presentan en sus consultorios.
-¿Qué diferencias percibe que existen entre un abuso intrafamiliar y un abuso extra familiar?
-El abuso sexual extra familiar es el más fácil a diagnosticar, el que se denuncia más fácilmente y que es atendido por la justicia. El abuso intrafamiliar es el más dañino, el más complejo a diagnosticar, con infinitas dificultades en la familia y padece una sordera del aparto judicial. Los progenitores abusadores son un tabú social, nadie puede aceptar que un padre abandone su rol de padre y se transforme en progenitor abusador de sus hijos. Se entiende que el abusador no tiene un goce genital sino un goce de abuso de poder. Se remite a una forma de feminicidio, transfiriendo la violencia y la destrucción contra la mujer hacia sus hijos. En estos casos, es muy raro que la justicia crea en la palabra del niño y de la psicóloga que lo atiende, de mil casos denunciados uno solo es condenado. Es una tortura para el niño y para la madre (N de R: el género de los agresores es de un 89 % masculino y solamente 7 % de los agresores son de género femenino).
-¿Qué consecuencias tiene el abuso en la sociedad?
-Las cifras dadas por UNICEF son de 2 millones de niños abusados por año en América Latina. Un promedio de 228 abusos por hora, 4 por minuto y uno cada 15 segundos. En la Argentina, las estadísticas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos indican que en la Ciudad de Buenos Aires un menor es abusado cada 16 horas. Actualmente se está viviendo una pandemia, no creo que solamente estamos ante una proliferación de denuncias, porque por fin se lo empieza a considerar, sino que existen más abusos que antes.
-¿Qué clase de abusos se sumaron?
-Distintas clases de abuso: virtuales con el grooming, la invasión de la pornografía en las pantallas que violentan los niños en sus hogares o donde se conectan y, finalmente, hasta el abuso sexual entre los niños en los espacios escolares.
Los niños abusados desarrollan una pérdida de fe en la sociedad, una infelicidad, que resultan en un descompromiso con la política y la construcción ciudadana
-¿Qué consecuencias trae esto?
-Las consecuencias que se imprimen en la sociedad son secuelas de odio, de ira, de una total desconfianza aun en su futura pareja décadas después y, por supuesto, en todos los demás, en las instituciones y en la protección del Estado. Desarrollan un desinterés, una pérdida de fe en la sociedad, una infelicidad, que resultan en un descompromiso con la política y la construcción ciudadana. A todo esto debemos agregar la enorme diferencia entre un niño que podrá ser atendido psicológicamente y aquellos -más de la mitad de las víctimas- que no lo denuncian, no lo mencionan jamás a nadie, por lo tanto no confiarán en un psicólogo. Y, aunque haya pasado décadas, los recuerdos seguirán irrumpiendo en su mente. Las consecuencias son muchas y no las podrán borrar, esto lleva al gran consumo de psicofármacos, a la droga y al alcohol.
-A la luz de la actualidad, ¿Qué sugerencia haría a los responsables del área de derechos humanos enfocado en esta temática? En cuanto a Nación y en cuanto a provincia.
-Hay que formar a todos los profesionales en contacto con los niños, pero también en todas las disciplinas universitarias, psicología, derecho, medicina, ciencia política, etcétera. Así como que se den cursos específicos a los jueces. Además de hacer un radical cambio en las formas de los juicios. Porque no solamente padecemos pocas leyes que penalizan estos hechos sino también sufrimos la disposición en un elevado estrado de tres personas imbuidas del patriarcalismo, quienes mirando desde arriba no escuchan ni a los niños ni a sus psicólogos aunque seamos también llamados a declarar. Sin olvidar todas las brutalidades que deben sufrir y las constantes re victimizaciones hasta que la justicia se digne en atenderlos. (N.de R: Según Cifras del Ministerio Público Fiscal (MPF) solo 1% recibe una penalización).


Espero que veas la realidad que nos rodea. Si podemos hacer todos. Unete hoy, no esperes más en silencio y sufriendo los abusos cometidos. Puedes ser una víctima y no saberlo. 
Estoy en la mayor disposición de ayudarte. 
Bienvenid@ al equipo AICA.
Da tu comentario e invita a tus colegas también. 







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